Lágrimas por una medalla

En este post hablaré del libro "Lágrimas por una medalla", el cual he leído dos veces y con el que me he identificado en varias cosas. Sin duda muy recomendable, sobre todo para aquellos deportistas que han competido a un mínimo nivel, pero no menos recomendable para el resto de gente, ya que en el se dan a conocer todos los lados del deporte, centrándose en ideas como: 
  • Conseguir un sueño que parece imposible cuesta esfuerzo pero puede alcanzarse.
  • Crítica al sistema del deporte de élite, que rechaza a los deportistas cuando se retiran.
  • Mostrar la realidad del deporte de élite y del triunfo, tras el que hay sufrimiento y esfuerzo.
En el también se abordan temas como la constancia en, concretamente, la gimnasia rítmica; el compañerismo; el sacrificio; el espíritu de superación; los sentimientos; las relaciones; la convivencia; y la familia. Todo ello desde un punto de vista muy personal, ya que la escritora y protagonista es Tania Lamarca, antigua gimnasta perteneciente al equipo español debutante en los JJOO de Atlanta.
Aquí os dejo un breve resumen y un fragmento del libro:

Resumen:

Tania Lamarca consiguió, a los dieciséis años y con el equipo nacional de gimnasia, una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Ese logro le había costado sudor, lágrimas, esfuerzo, dietas, horas de entreno, sufrir la soledad de estar lejos de su familia... pero también le supuso la consecución de un sueño, la culminación del camino que desde niña había seguido.
Después de la condecoración, fue expulsada del equipo nacional porque excedió el peso límite marcado por la seleccionadora. Tania tuvo que aceptar el cambio, rehacer su vida, decidir su nueva ocupación, y retomar aquello que el entrenamiento no le había permitido disfrutar.

Fragmento:

«No podíamos salir a pasear ni relacionarnos con el resto de los deportistas. Ni siquiera nos dejaban hacer la colada a solas. El bloque de apartamentos tenía una zona de lavandería en el sótano a la que no nos estaba permitido bajar sin acompañante. Había que pedir permiso para poner la lavadora. No les preocupaba nuestra ropa sino que pudiésemos escaparnos a comer. Había puntos de comida repartidos por toda la Villa, aunque en realidad eran McDonald's ambulantes. La maldita obsesión por la comida acabó con mi sueño de ser una deportista normal. Nuestra vida en la Villa fue la de siempre: del pabellón a la habitación, del comedor a la habitación.» (P. 143)
«Mientras nos arreglábamos le pedí a Esti que me hiciera fotos de todo el proceso: con Marta arreglándome el moño, Estela peinándome el flequillo, pintándome los ojos, poniéndome las horquillas en forma de flecha, con Nuria y su colorete... No era un campeonato cualquiera, era el torneo soñado y deseado por todas, eran los Juegos, el día en que millones de personas verían nuestro trabajo. Quería conservar aquel momento como el "antes de la medalla". Tenía la absoluta seguridad de que conseguiríamos ser campeonas.» (P. 176)
«Nada más subirnos al autobús que nos conducía a la instalación dejamos de hablar, era el momento de actuar. En ese mismo instante sentí que nada podía separarnos, que nuestra unión nos hacía poderosas y ésa sería la fuerza que nos llevaría a la victoria.» (P. 183)
«Escuchamos el himno y mi llanto se acentuó. Durante aquel escaso minuto repasé cada momento duro en el equipo: las crisis, las broncas, los entrenamientos hasta las doce de la noche, la renuncia a ser como las chicas de mi edad, todo el tiempo que había dejado de ver a mis aitas, a mi hermano... Fue entonces cuando decidí que la medalla se la dedicaría a él.» (P. 190)
Espero que os haya gustado el post y que en algún caso despertase ganas de leer el libro.


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