El poder de la psicología

Detrás del segundo oro mundial consecutivo de Carolina Marín hay incontables horas de entrenamiento físico pero también mental. Lleva años trabajando junto a Pablo del Río, psicólogo deportivo del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, que ha conseguido que la fortaleza mental sea una de sus principales armas en la pista.

Una fortaleza que ha quedado patente en varios momentos claves del Mundial, momentos críticos que pueden hacer al deportista venirse abajo y echar por tierra en cuestión de minutos el trabajo de años.

El primero fue en su debut. Carolina perdió el primer set ante la malaya Jing Yi Tee, que le llegó a endosar un parcial de 8-0. Pero la onubense sacó su garra y dio la vuelta al partido.

Para Pablo era el más difícil porque llegaba a él tras dos meses sin jugar y sin haber podido prepararse como siempre debido a una fractura por estrés en el quinto metatarsiano del pie derecho. Una cosa sumada a la otra había generado un problema de desconfianza en la propia Carolina.


En su preparación no se deja nada al azar. El psicólogo trabaja mano a mano con Fernando Rivas, el entrenador, y juntos han dado forma a una campeona.

"El mérito es de ella", dice con humildad Pablo, la misma que trata de inculcar a todos sus deportistas. "Carolina es humilde y nunca perderá la humildad. Es un valor fundamental en el deporte pero sobre todo en su vida. Es importante para que transmitan y lleguen a la masa social", agrega.



Pablo se siente muy orgulloso de Carolina. La ha visto crecer y madurar desde que llegó al CAR de Madrid con 14 años y la considera "como una hija". El cariño y respeto es mutuo. A él fue a la primera persona que llamó nada más conquistar su primer Mundial hace un año y este domingo volvió a ser uno de los primeros en hablar con ella. "Estaba feliz porque le había llamado el Rey para felicitarla", cuenta Pablo, que ha estado en contacto con ella a lo largo de todo el Campeonato por whatsapp, email y llamadas.

El último mensaje que le mandó la noche anterior a la final decía lo siguiente: "Compite para ganar sin que el resultado sea un motivo de presión. A partir de ahí yo solo tengo que esperar y tú actuar".

La conoce tan bien que en cuanto saltó a la pista ya sabía que era su día. "Sabía que estaba relajada por su forma de andar, de moverse, por cómo miraba a Fernando, cómo celebra cada punto...".



Hace dos meses, antes de la lesión, Pablo le preguntó si quería ser campeona del mundo y pasar a la historia o seguir trabajando y mejorando. La respuesta de Carolina fue: "Yo quiero ser la mejor en todo". Y esa frase se la imprimió para recordársela.

Porque otra de las cosas que trabajan es el refuerzo positivo. 'Puedo porque pienso que puedo' es el lema de la onubense, lema que ha tomado prestado de Pablo.

"Ser ganadora es una actitud que se entrena, todo se entrena en esta vida. Las medallas se ganan en los entrenamientos, a las competiciones se va a recogerlas. Carolina la ha ganado en el día a día del entrenamiento", dice.



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